31/07/2014 – Hace algunas semanas, el Consorci propuso rehabilitar y desafectar el edificio de La Mina como medida “realista” y viable; los vecinos no la aceptan y quieren marchar.
Los vecinos del edificio Venus del barrio de La Mina viven una situación cuando menos complicada desde hace más de una década. El Plan Especial de Reordenación y Mejora del barrio de la Mina (PERM), aprobado en el 2002, contemplaba la afectación y el derribo del deteriorado bloque, con cerca de 250 viviendas, y el realojo de los vecinos en pisos de nueva construcción levantados por el Consorcio de La Mina, órgano constituido por los ayuntamientos de Sant Adrià, Barcelona, la Generalitat y la Diputación. Unos años después del planteamiento inicial, el estallido de la burbuja inmobiliaria envió al traste los cimientos del proyecto. Para hacer efectivo el realojo, los habitantes de Venus debían abonar entre 30.000 y 40.000 euros, una cantidad de la que la gran mayoría no disponía –ni dispone- y que, debido a la crisis, los bancos difícilmente financiarían.
El proceso quedó bloqueado a la espera de que las administraciones competentes encontrar una solución, pero la paralización ha ido languideciendo hasta límites insostenibles para muchos de los adrianenses del bloque. Unas 26 familias pudieron acarrear el peso económico del traslado, pero el resto, alrededor de 220, siguen casi literalmente atrapadas en la calle Venus. A resultas del plan, el edificio quedó afectado, lo que significa no poder realizar según qué tipo de obras o desprenderse del piso dentro del mercado privado. Las consecuencias para los vecinos han sido no poder marchar sin ayuda pública y ver, año tras año, como la degradación seguía haciéndose más y más latente en el edificio.
Durante los últimos años, la apuesta del Consorcio, a expensas de encontrar una vía que la hiciera posible, continuaba siendo el realojo y derribo de Venus. No obstante, esta visión ha virado en los últimos meses, hasta que la propuesta cambiara a finales de junio. La consellera de Benestar Social i Família, Neus Munté; el conseller de Territori i Sostenibilitat, Santi Vila; i el alcalde de Sant Adrià, Joan Callau, se reunieron con los vecinos para transmitirles y poner sobre la mesa la opción de llevar a cabo una rehabilitación integral del edificio y su consecuente desafectación del PERM. Según explicaron, sería ésta la solución “más adecuada para aquellos vecinos que no pueden o quieren optar al realojo”. Callau considera que, después de “mucho tiempo parado”, el proyecto necesitaba una solución inmediata, y que la rehabilitación “es la mejor posible”. “Debemos procurar las mejores condiciones dentro de la vía más realista, ya que no hay dinero para hacer otra cosa”, explica. Y es que, según cálculos del Consorci, el montante del derribo y el realojo de los vecinos subiría hasta los 27 millones de euros.
Una rehabilitación de 1,5 millones
El proyecto de obras, a falta del redactado, que se llevaría a cabo tras el proceso de negociación con la comunidad de Venus, contemplaría la rehabilitación de los espacios comunes, los accesos y la planta baja, todo el núcleo de escaleras con rellanos del primer al décimo piso y la cubierta del bloque. Los trabajos incluirían, principalmente, la reforma de vestíbulos de entrada y de la planta baja con nuevos pavimentos, revestimiento e instalaciones; nuevas cabinas, puertas de acceso y planta baja de los ascensores; nueva maquinaria y cuadros de los mismos; nueva instalación eléctrica de los rellanos e iluminación; nuevas baterías de contadores de agua; nuevas ventanas de las zonas comunes y de la puerta de salida de la escalera; repintados y reparación de las barandillas y de los escalones de la escalera y la restitución de la cobertura del edificio. Unas obras cuya inversión alcanzaría el millón y medio de euros y que tendría que planificarse dentro de un período adecuado para minimizar la afectación en la vida cotidiana de los vecinos.
Además de suponer una solución a la problemática de Venus, dice el Consorci, esta modificación del proyecto también servirá para dar cabida a otros colectivos de ciudadanos, sobre todo aquellos de nueva residencia que se trasladen a la zona para desempeñar alguna actividad en el futuro Campus Diagonal-Besòs de la UPC. Hasta que eso pueda llegar a hacerse efectivo, no obstante, quedará un largo camino por recorrer, empezando por la negociación con los vecinos, que no ven con buenos ojos la nueva propuesta y mantienen la voluntad de ser realojados.
“Aceptar sería quedarnos aquí encerrados”
A pesar del paso adelante de las administraciones, desencallar la situación no se antoja sencillo. La mayoría de las 220 familias que continúan en Venus no están dispuestas a quedarse, tal y como transmitieron en la reunión inicial, hace un mes. Ayer, de hecho, tuvo lugar un nuevo encuentro en el que el colectivo planteó una contrapropuesta, basada en los traslados a los nuevos inmuebles, tal y como estaba previsto, que las administraciones volvieron a ver con recelo.
“Rehabilitarán las zonas comunes, pero la esencia del problema continuará. Llevamos años sin poder movernos, todo esto se ha devaluado, no hemos podido hacer obras de reparación en nuestros pisos y ahora a ver quién consigue venderlo para poder marcharse. ¿Quién va querer entrar a vivir aquí, sinceramente? No arreglan nada. Todo volverá a estar hecho polvo meses después de la rehabilitación. Decir que sí es quedarnos aquí enterrados”, lamenta la portavoz de los vecinos, Paquita Jiménez.
Los habitantes de Venus se ven perjudicados por el trato recibido y por el tiempo que lleva bloqueado todo este proceso. Además, dicen, no han revisado el caso por caso a cada una de las familias para verificar las dificultades económicas y ofrecerles una solución adecuada. Y esa, la de ayudar de forma individual a las familias que quieren marcharse, continuará siendo la petición vecinal: “Todos los realojos y casos parecidos a éste en Barcelona y alrededores se han solucionado, pero a nosotros nos quieren encerrar”.
“Si ya están los nuevos pisos construidos y vacíos”, argumentan, “saldría más barato el realojo que la rehabilitación integral”. “Después de lo largos que han sido estos 14 años, quieren dejarnos aquí y sacar partido de las viviendas que se suponían nuestras”, lamenta Paquita. Si la postura del Consorci no cambia, aseguran, seguirán las movilizaciones y protestas.
La oposición lamenta la decisión y tilda la propuesta de “parche” y “fracaso”
El PP de Sant Adrià califica la propuesta del Consorci de “fracaso del equipo de gobierno”. “Se veía venir; el derribo era uno de los objetivos más importantes de la ciudad y no han sido capaces de cumplirlo”, critica el regidor y portavoz Jesús García Bragado. Los ‘populares’ consideran que el gobierno adrianense “culpa de todo a la crisis” y que, ahora, “se inventan un plan de rehabilitación” a modo de “parche”. “Continuamos abogando por el derribo y esperamos que se pueda retomar el realojo inicial, aunque no creemos que sea posible con este equipo de gobierno y su voluntad”.
CiU, por su parte, lamenta la decisión y cree que el edificio “se ha convertido en un estigma del barrio debido a su estado”. “Rehabilitar el edificio es tirar el dinero y no solucionará los problemas de fondo, no ayudará a limpiar la imagen de La Mina y no se justifica cuando ya están construidos los pisos nuevos”, manifiestan los regidores nacionalistas. Además, señalan que, aunque a priori pueda parecer una decisión más económica, “el coste puede acabar multiplicando las previsiones iniciales”. Por otro lado, la federación subraya que este camino deja de lado “el interés legítimo”, que han sufrido la afectación muchos años. En consecuencia, dicen, continuarán reclamando el realojo con el financiamiento de un piso nuevo, tal y como se prometió.
“Indignación” es como define PxC la propuesta, que va “en contra del sentir vecinal”. Consideran que no se puede rehabilitar Venus por la “insalubridad” y las “condiciones infrahumanas” en las que viven las personas que lo habitan. Plataforma ve como una locura utilizar los nuevos edificios construidos para el realojo para dar cobijo a “universitarios y profesores” y “buscar un beneficio”. “Los vecinos de Venus se han ganado a pulso el realojo. Es una cuestión de dignidad”.