“La Mina está muy podrida; esto no se soluciona con espectáculos policiales”

11/12/2015 – Las voces del movimiento vecinal aseguran que el tráfico de droga seguirá pese a las redadas.

“El problema de la droga en la Mina no se soluciona con grandes espectáculos policiales. No queremos valorar la macrooperación porque es un golpe político previo a las elecciones”, lamenta rotundamente Josep Maria Monferrer, educador y una de las voces más autorizadas dentro del tejido social del barrio de La Mina, entre Sant Adrià y Barcelona. El activista admite que el operativo policial fue probablemente el más vasto vivido en los últimos años, pero considera que, tanto esta como otras redadas a gran escala, “sirven de bien poco” si el resto del tiempo nadie se acuerde de la Mina. De hecho, explica que el mismo lunes de las entradas, a mediodía, el nivel de compra-venta de droga volvía a ser el habitual. “Somos la favela de Sant Adrià y Barcelona. El problema de la droga no se soluciona de un día para otro”, sostiene Paqui Jiménez, la portavoz de la plataforma de los vecinos que reclaman solución para el edificio Venus, uno de los focos de la droga en el barrio y “epicentro” de problemas y operaciones policiales.

 

“Había más pisos ocupado para fabricar droga que nunca”

 

Ni Monferrer ni Jiménez ponen en duda la eficacia o necesidad del macrooperativo. Ambas voces se complementan y van de la mano en la mayoría de luchas del barrio, si bien la vecina de Venus cree más “acertada” la última redada: “Se tendría que haber hecho hace años. Ha sido importante y necesaria y las detenciones han acertado en un 90%”. El educador y activista matiza, no obstante, que la policía no se llevó por delante a los “grandes capos”, aunque sí vaciaron muchos pisos que funcionaban como “fábrica de drogas” y que, en ocasiones, habían provocado apagones en todo un edificio. “Últimamente los pisos ocupados para fabricar droga habían aumentado, había más que nunca”, subraya Monferrer.

 

A pesar del gran despliegue y lo eficiente que pudiera ser, descartan que este o cualquier otro dispositivo erradique el problema de la droga de raíz. “Si no lo hacen unos, lo harán otros”, dice Paqui. “Mientras haya necesidad, pobreza y falta de trabajo en la Mina, habrá droga. Cortar ese mercado llevaría a la miseria porque hay familias con niños que comen de eso. Esto está muy podrido”, apuntala su compañero vecinal.

 

Más inversión social y vigilancia constante

 

Ambos tienen claro que el camino hacia el progreso pasa por dos vías. Por un lado, invertir más en la zona o replantear lo que se invierte, e ir más allá de lo urbanístico: trabajo social, educación, ocupación, proyectos vecinales. Por otro, una vigilancia constan – te, diaria, señala Monferrer, con la Policía Local haciendo cumplir las ordenanzas. Se queja el educador de que la presencia del cuerpo municipal es muy débil, debido en buena parte, considera, a la falta de medios personales y técnicos: “La policía de Sant Adrià es un caos. El número de agentes es limitado y nunca pueden venir”. “Si no se invierten recursos, esto no funcionará y las macrorredadas acabarán por no servir para nada”, sentencia Paqui Jiménez. 

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