29/04/2016 – El tema de indignación en boca de media ciudad ya cuenta con más de 5.000 firmas detractoras.
Arranca el pleno municipal del mes de abril y entre las voces de regidores y regidoras resuena una cacerolada como telón de fondo. Afuera, a pie de calle, en la plaza de la Vila, decenas de personas se agolpan con sartenes y ollas para hacer todo el ruido que está en sus manos y lanzar al gobierno y al resto de partidos un mensaje que ha subido de tono con el paso de los meses: no quieren que se instale un horno crematorio cerca de sus casas.
A diferencia de los plenos anteriores, esta vez el orden del día no lleva entre sus puntos ninguno que saque a relucir la cuestión del tanatorio, pero el tema ha alcanzado un grado de latencia que lo convierte en casi omnipresente para todo aquello vinculado a la política en Sant Adrià. Es el tema caliente, la comidilla de los vecindarios, de las redes; el motivo de enfado e indignación de las más de 4.000 persones que han firmado ya en contra del crematorio y un auténtico problema para la administración local.
Partidarios y detractores se reparten entre las diferentes sillas del pleno municipal según sus colores. Todas las fuerzas políticas mostraron su postura hace algunas semanas, cuando el órgano de representación rechazó una moción que pedía organizar una consulta popular sobre la aceptación de la instalación funeraria. Demasiado tarde para eso, argumentó la práctica totalidad de los concejales, aunque sirvió para visibilizar la argumentación de cada uno y para proyectar la mayoría favorable a la iniciativa: 12 a favor del tanatorio contra siete opositores y dos reservas.
El alcalde Joan Callau ha hecho llegar a todos los vecinos de la ciudad una carta durante el último mes exponiendo la lista de motivos por los que, consideran, el tanatorio será un servicio no perjudicial. Aseguran desde el equipo de gobierno que los problemas de contaminación de Sant Adrià son los mismos que en el resto del área metropolitana, y que el horno solo supondría un 0,05% de las emisiones locales, por casi el 50% que significa el tráfico rodado diario. Por otro lado, recuerdan que la actividad estará regida por la normativa de la Generalitat, a la que se pedirá medidas excepcionales de seguridad y control. También subraya el alcalde socialista que “no hay vivienda al lado del solar”, y que, en cambio, en otros municipios, los crematorios se sitúan junto a hospitales o escuelas.
Mientras tanto, la Plataforma Stop Crematori SAB mantiene su lucha en la calle y mueve sus motivos de protesta por toda la ciudad y entre todas las entidades. En el último comunicado emitido, sostienen que las empresas y la actividad industrial afincada en Sant Adrià supusieron en 2014 el 1,4% de todo el CO2 industrial emitido en España; el 1,5% del cromo industrial; el 1,8% de los fluoruros; el 2,3% de los hidrocarburos aromáticos policíclicos; el 0,7% del óxido nitroso o el 0,7% del óxido de nitrógeno, entre otros gases y partículas. Además, contraria al ejecutivo en lo que a la distancia de viviendas se refiere: los pisos más cercanos al horno estarán a unos 250 metros, mientras que en otras localidades la distancias son de casi 400, como poco.
El debate está en auge y nada hace pensar que pueda remitir, pero el proyecto avanza y, según el gobierno local, ya no hay manera de detenerlo. La argumentación política gira en torno a distintos puntos, pero el administrativa y legalmente más destacado es que, tras la subasta del Consell Comarcal, los terrenos ya no son públicos. A estas alturas, sostiene el alcalde Joan Callau, intentar frenar el proyecto de la sociedad privada que pretende edificar y gestionar el tanatorio supondría graves consecuencias legales y económicas para el Consistorio y sus responsables.
El terreno se vendió por 6,17 millones
El solar donde está proyectado el futuro tanatorio, de 10.000 metros cuadrados, está situado entre el río, la Ronda, la avenida de la Catalana y la avenida Pi i Margall, cerca del Museo de Historia de la Inmigración de Catalunya y de la Ciudad Deportiva del Espanyol. Cualificado como suelo para equipamientos de nueva creación y servicios sanitarios asistenciales, el Consell Comarcal decidió sacar los terrenos a subasta pública a principios de 2015.
Después del proceso, al que se presentaron tres ofertas, fue la sociedad Tanatori del Litoral, participada en un 60% por Pompas Fúnebres –gestora del Tanatorio de Badalona- y en un 40% por Elysius Europa SL, la que consiguió la compraventa con una propuesta por valor de 6,17 millones de euros.
Del total de la parcela, solo un 6,7% era de propiedad del Ayuntamiento, por lo que únicamente la parte proporcional de la venta se queda en las arcas municipales. En este caso, unos 400.000 euros. Al margen de la transacción de los terrenos, es el Consistorio el encargado de gestionar todo aquello vinculado con licencias, tasas e impuestos, por lo que las instalaciones, de abrirse finalmente, supondrán un ingreso constante que dependerá de la envergadura del proyecto.