“Llevamos tres semanas sin calefacción“, reclaman los vecinos de la zona nueva de La Mina. Y éste es tan solo uno de los múltiples dolores de cabeza que sufren los inquilinos de una edificación propiedad de l’Agència Catalana de l’Habitatge. “En muchas ocasiones superamos las tres semanas hasta que se resuelve una imperfección “, añaden.
El “sentimiento de abandono” que padecen por parte de adigsa hace referencia a la atención i asistencia técnica que necesitan para solucionar un problema, ya que cada caso en concreto lo viven como una auténtica odisea frustante. Temporalidad a un lado, también se lamentan de la falta de profesionalidad. “El servicio en algunos casos es precario“.La última gran preocupación que se añadio a la lista, fue la entrada al párking comunitario. “Nos han soldado la puerta del párquing y los vecinos debemos abrirla y cerrarla manualmente. En noviembre la puerta se descolgó a causa del deterioro y nos han ofrecido tapiarla y cambiarla a otro. ¿De qué nos sirve? El servicio es muy precario y nada profesional”, se quejan. “Es un sentimiento de abandobo. Aunque quiero no pensar que sea porque sea de la Mina sino porque es una incompetencia por su parte al ser de protección“.
Aún así, no centran toda la dejadez a la Agència sino que también culpan al Ayuntamiento. “Necesitamos mayor iluminación, transporte en el barrio, limpieza y servicios (farmacias, supermercados, panadería o cajeros). Hemos llegado muchos vecinos nuevos y el barrio debería cambiar tal y como se anuncia. La Rambla de La Mina, Eduard Maristany o Ramón Llull deben activarse para dejar de ser un barrio gris“, exponen.
